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Vivir una experiencia fascinante colmada de imágenes, sensaciones, percepciones que transforman el espíritu, llevándolo a un estado de plenitud, es lo que queda en el recuerdo después de haber sido embriagado por el embrujo de Providencia.

 

Las voces del mar, que con un lenguaje indescifrable adormecen el espíritu; el susurro de las palmeras que juguetean con la brisa, son el cómplice perfecto para soñar; la magia de colores que se conjugan con el agua, recrean la imaginación; la plenitud de la belleza, se plasma entre corales, peces, tortugas y algas que danzan para formar una sinfonía del amor, del equilibrio, de la majestuosidad de la creación; como el imaginario que se tiene del paraíso… ese que aparece en la mente, cuando la inocencia es la esencia de la existencia.

 

 

Poder disfrutar de este espacio sin igual, de las prácticas de buceo, snorkeling, caminatas ecológicas, son experiencias que cautivan y conllevan a la armonía interior; sensibilizarse con la naturaleza para encontrarle sentido a las cosas que se viven, sustraernos de la rutina, desear reencontrarnos con la vida, con las pequeñas cosas que la hacen grande. La calidez, la generosidad, la alegría, la tranquilidad, la austeridad, la armonía de los raizales son un legado que perdura en los visitantes, con la certeza de querer regresar en un tiempo muy cercano, para permanecer conectados con una cultura digna de ser conservada como patrimonio real del equilibrio y la armonía de una población, que ha sido capaz de vivir en unión con la naturaleza.

 

 

Para recomendar sin temor a equivocarse.

© 2014 Universidad Externado de Colombia - FAETH 2014-B. Todas las fotos, a menos que se indique lo contrario y se especifique la fuente, son de Proyecto Providencia V.

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