
Los colonizadores de Providencia y Santa Catalina llegaron con más que sus lenguas: sus costumbres eran parte de su identidad, y esto se reflejó en la vida diaria: desde sus comidas, adaptadas a los ingredientes locales, hasta la arquitectura. Esta es una influencia que prevalece aún hoy, con casas de influencia inglesa y africana que se encuentran en este municipio (Ruiz, 1950). También fueron adaptadas al entorno y a la cultura que se fue formando en El Caribe, adoptando colores fuertes en sus muros y barandas de madera y cubriéndose con techos a cuatro aguas para soportar mejor la furia de las tormentas tropicales (F. Howard, comunicación personal, octubre 5, 2014).
Sin embargo, aunque hay algunas construcciones que se han mantenido en buen estado con el paso de los años, hay otras que no han corrido con tan buena suerte. En especial, luego del paso del huracán Beta, en 2005, se perdieron muchos de los edificios más tradicionales y antiguos, que por su misma edad ya se encontraban debilitados. Otros se vieron afectados seriamente y fueron abandonados (F. Howard, comunicación personal, 5 de octubre, 2014).
Las construcciones que se hicieron luego de esa época son más resistentes. La altura, de apenas uno o dos pisos, se mantuvo constante y no genera el impacto en el paisaje que se podría dar con edificios modernos, tales como los que se encuentran en la isla vecina de San Andrés. Sin embargo, cambió el material principal, por el costo y la potencial inseguridad de la madera, al cemento y el concreto (F. Howard, comunicación personal, 5 de octubre, 2014).
Lo anterior, más allá de la arquitectura, que de alguna forma los locales buscaron emular en las nuevas construcciones, tiene impactos ambientales: el material de las antiguas casas era biodegradable, principalmente palma de coco y madera machihembra, y por esto terminaba descomponiéndose. El cemento, cuando se demuele una casa, se convierte en escombros inútiles que necesariamente terminan en el único relleno sanitario de la isla… que queda junto a la orilla del mar, separado solo por un muro (F. Howard, comunicación personal, 5 de octubre, 2014). Además, en muchos casos son los continentales quienes deben construir las nuevas edificaciones, por los conocimientos técnicos requeridos (Clemente, 1989).
Igualmente, hay que considerar la fuente de estos nuevos materiales: si bien la madera ahora se traería a la isla, al igual que gran parte del concreto y el cemento, cada vez es más evidente la erosión de algunas playas por la extracción de arena (Coralina, 2012), y las canteras de arena y minería de piedras de las montañas. Estas dos últimas actividades, por los lugares en que se realizan, muy cercanos al embalse de Fresh Water Bay, presentan serios riesgos para los ecosistemas y para el abastecimiento de agua de la población (F. Howard, comunicación personal, 5 de octubre, 2014).



Patrimonio, arquitectura y ambiente: Providencia, un lugar donde hasta las casas son alegres.